El Centre d’Informació i Recursos per a les Dones de Barcelona acogió durante los pasados meses de abril y de mayo una interesante exposición del artista Daniel Lagartofernández. La muestra, titulada “(13)25. Al principio fue la palabra”, recogía los retratos, en forma de trípticos verticales, de trece mujeres que están trabajando activamente por la consecución de la paz en Oriente Medio.
Siguiendo un planteamiento similar, el proyecto “Héroes Anónimos” presenta a diez personas que están luchando contra una de las enfermedades más crueles de nuestro tiempo: el cáncer.
Los retratos de los protagonistas se presentan, al igual que en “(13)25. Al principio fue la palabra”, en forma de tríptico vertical, dividiendo al cuerpo en tres partes: cabeza, torso y pies. La fotografía de la cabeza está fuera de foco. Según el autor, este desenfoque pretende simbolizar esa “tierra de nadie” donde se encuentra el paciente: en medio del tratamiento, con esperanzas de curación pero sin garantías totales de éxito. La fotografía del torso incluye a los que acompañan al paciente el día de la administración de la quimioterapia: gente querida que no está lejos, que muchas veces sufre en silencio y que siempre está atenta a cualquier caída de nuestro protagonista en el camino agreste de la curación. La imagen de los pies está tomada en aquel lugar donde el paciente le gusta estar cuando desea relajarse… o encontrarse. Al tríptico le acompaña un retrato del enfermo en ese lugar de paz, con actitud serena, y unas palabras donde explica el porqué ha accedido a participar en el proyecto, y sus impresiones sobre la enfermedad, y la reacción a la misma de sus allegados.
Con este proyecto, Lagartofernández, que sufrió un cáncer en sus propias carnes, desea romper el silencio creado por el miedo a la enfermedad y la muerte a través de los valientes y conmovedores testimonios de personas que son, sin ser conscientes de ello, héroes y heroínas anónimos.