Stadt. Ese era su apellido y así figuraba en su pasaporte, un documento desgastado por el tiempo y las fronteras cruzadas. Nacido en un pequeño pueblo del norte, sus primeros recuerdos estaban ligados a colinas verdes y campos dorados que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Sin embargo, su vida tomaría un rumbo inesperado cuando, siendo apenas un niño, su familia decidió partir en busca de nuevas oportunidades. Aquel primer viaje, marcado por el eco de las despedidas, presagiaba un porvenir de incesante movimiento, una vida destinada a ser narrada en las estaciones de tren, los senderos solitarios y los cafés de las ciudades del mundo.
En memoria de José Luis Infante Faura, incansable flâneur
 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									 
					
									